Comúnmente se
dice, y esto tiene mucho de verdad, que comer es de los mayores placeres que
podemos tener los seres humanos. Todos tenemos recuerdos relacionados con “la
hora de la comida”. Alrededor de la mesa desfilan infinidad de costumbres,
tradiciones, celebraciones, sentimientos y emociones. Es así, que no sólo
comemos por comer sino que a los alimentos les conferimos un valor a partir de
nuestras experiencias.
Hoy en día existe
una creciente preocupación por los llamados Trastornos de la Alimentación.
Éstos comprenden la Anorexia Nerviosa, la Bulimia y Trastornos no Especificados.
Son muchas las creencias que se tienen en torno a estos trastornos; quizá la
más sobresaliente sea que es una enfermedad causada por un vanidoso deseo de
adelgazar y una ansiedad excesiva por el aspecto físico y el peso corporal. Siendo
esto una consecuencia de la sobreexposición a los medios de comunicación y a la
identificación con figuras famosas o imágenes publicitarias.
Actualmente,
en este mundo posmoderno, la atención se centra en los síntomas físicos de
quienes padecen estos trastornos. La evolución y evaluación de los tratamientos
suministrados es medida en cantidad de kilos ganados o perdidos frente al
espejo.
Nosotros, el
Grupo de Psicólogos De(s)cire, sostenemos que, si bien en los mencionados
trastornos de la alimentación, la imagen y el peso corporal son importantes
elementos que deben ser atendidos, no son los únicos factores que se ponen en
juego. ¿Considerar que el temor a ganar peso es la causa de los trastornos de
la alimentación, no sería acaso olvidar los recuerdos relacionados con “la hora
de la comida” o ignorar esa infinidad de costumbres, tradiciones, celebraciones,
sentimientos y emociones que desfilan alrededor de la mesa? ¿Abordar el comer
como un mero acto de supervivencia no dejaría de lado el placer que del comer
se deriva? ¿Cuantificar kilogramos no sería asumir que “sólo comemos por comer”?
Desde nuestra
perspectiva, los Trastornos de la Alimentación, tendrán tantas definiciones
como pacientes, pues dichos padecimientos responden a cómo cada sujeto se ha
relacionado afectivamente con la comida a lo largo de su vida. Sostenemos que más
allá de buscar causas o medir síntomas, es imprescindible abrir un espacio en
el que la persona se permita escuchar su propia historia y a través de la
escucha, atienda su sentir, sus recuerdos y el valor que le confiere a sus
experiencias.
Por tanto, en
nuestra relación con la comida, es indispensable ocuparnos de rescatar nuestra
propia historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario